Deléitate en todas las cosas que nos rodean. Todas las cosas nos enseñan y
nos llevan a Dios. Todas las cosas a nuestro alrededor son gotas del amor de
Dios – ambas cosas, animadas e inanimadas, las plantas y los animales, los
pájaros y las montañas, el mar y el atardecer y el cielo estrellado. Ellos son
pequeños amores con los cuales obtenemos el gran Amor que es Cristo. Las flores,
por ejemplo, tienen su propia gracia: ellas nos enseñan con su fragancia y con
su magnificencia. Ellas nos hablan del amor de Dios. Ellas dispersan su
fragancia y su belleza sobre pecadores y sobre justos.
Para que una persona se convierta en
cristiano debe tener un alma poética. Debe convertirse en un poeta. Cristo
no desea almas insensibles en su compañía. Un cristiano, si bien solo cuando
ama, es un poeta y vive en medio de poesía. Los corazones poéticos abrazar el
amor y lo sienten profundamente.
Haz los momentos más hermosos. Los momentos hermosos predisponen al alma a
la oración; la vuelven refinada, noble y poética. Despierta en la mañana para
ver el sol levantarse desde el mar como un rey vestido de real púrpura. Cuando
un paisaje encantador, una capilla pintoresca o algo hermoso te inspire, no
dejes las cosas ahí, pero ve más allá para dar gloria por todas las cosas
hermosas de modo que lo puedas experimentar a Él quien solo atrae la belleza.
Todas las cosas son sagradas – el mar, nadar y comer. Deléitate en todas ellas.
Todas las cosas nos enriquecen, todas nos llevan al gran Amor, todas nos llevan
a Cristo.
Observa todas las cosas hechas por el hombre – casas, edificios grandes o
pequeños, pueblos, villas, gentes y sus civilizaciones. Haz preguntas para
enriquecer tu conocimiento acerca de cada cosa y todo; no seas indiferente.
Esto te ayuda a meditar más profundamente en las maravillas de Dios. Todas las
cosas se convierten en oportunidades para nosotros unirnos más de cerca con
todo y con todos. Ellos se convierten en ocasiones para dar gracias y orar al
Señor de Todo. Vive en el medio de todo, naturaleza y el universo. La
naturaleza es el Evangelio secreto. Pero cuando uno no posee gracia interior,
la naturaleza no beneficia. La naturaleza nos despierta, pero esta no puede
llevarnos al Paraíso.
Traducción del texto Wounded By Love [On Creation, page 218] de San Prophyrios