Cuando se subleva toda la piedad que llevas en tu alma, ante los padecimientos de tus hermanos superiores e inferiores, de los hombres y de las bestias, piensa que Dios padece en ellos.
Dios llora en cada lágrima de hombre o de mujer, sonríe en cada sonrisa, canta en cada canción.
Dios tiene la piedad en tu corazón y en todos los corazones humanos.
La naturaleza no es cruel como dicen, puesto que tú eres una parte de ella, la mejor parte, y sientes compasión.
La naturaleza no es sensible, puesto que la Especie entera es un joyel, tiene sensibilidades infinitas.
La naturaleza es inmensamente misericordiosa y tierna: suma si lo dudas toda la misericordia y la ternura que hay en los cientos de millones de madres que pueblan el planeta, y piensa también en las bestias, cuyo amor maternal las lleva hasta morir por sus crías. En verdad ellos no saben que aman con amor tan heroico, pero lo sabe Dios que de esta suerte ama y sufre en ellas...
Capítulo del libro Plenitud