Those who love Tolkien are almost always good people, honest people.
Some are Hobbit-like and some are Elvish, but none are Orcish.
Not all Tolkien haters are Orcs, but all Orcs are Tolkien haters.
Una filosofía que no puede ser traducida en una buena historia
no puede ser una buena filosofía.
Cada historia, larga o corta, tiene cinco dimensiones. Estas son llamadas usualmente su (1) trama, (2) personajes, (3) escenario, (4) estilo y (5) tema. Podríamos llamarlas, respectivamente, (1) la obra, (2) los trabajadores, (3), el mundo, (4) las palabras y (5) la sabiduría de la historia. "Filosofía" significa "amor a la sabiduría". Entonces la filosofía de una historia es una de sus cinco dimensiones básicas.
¿Cuál "dimensión" vendió El señor de los anillos? Las cinco todas. Para ser grande, una obra de arte tiene que ser grande no sólo en una dimensión sino en todas, así como un cuerpo sano necesita ser sano en todos sus órganos, un alma sana en todas sus facultades (mente, voluntad y emociones) y una moral sana actuar en todas sus dimensiones (el acto, el motivo y las circunstancias).
Una gran historia tiene que tener, primero que todo, una buena trama, un gran acto, un buen trabajo, algo que valga la pena hacer. Tú no puedes escribir una gran historia acerca de arreglar un botón en una chompa y nada más. Tú puedes, sin embargo, escribir una gran historia acerca de salvar el mundo, lo cual es lo que Tolkien hizo.
Segundo, una gran historia tiene que tener también grandes personajes o al menos un gran personaje (grandemente dibujado, al menos) para que los lectores de identifiquen con él, para encontrar su identidad en él. Nosotros nos convertimos en los personajes–en espíritu, en imaginación. Ninguna historia es grande a menos que nos jale hacia dentro, nos saque de nuestros cuerpos, nos de una experiencia fuera-de-nuestro-cuerpo, una ek-stasis, encontrándote afuera de ti mismo en otro. Las grandes historias nos dan la gracia de una experiencia mística, en el nivel de la imaginación.
Casi todos los personajes de Tolkien son identificables, hasta los ents. Quién hubiera creído que algún autor pudiera conjurar, en seres humanos adultos, la creencia literaria en árboles parlantes? Y los hobbits: ¿qué otro autor jamás ha creado con éxito toda una nueva especie? ¿Y quién más jamás nos ha dado elfos más creíbles? Sabemos que estos son los elfos reales; tenemos que tener un detector innato de elfos, un arquetipo junguiano innato de lo verdaderamente élfico. Hasta las cosas inanimadas–bosques, cuernos, espadas–son personajes con personalidades memorables, creíbles.
Tercero, un gran historia también debe tener un gran escenario, un mundo interesante. A veces es una parte familiar de este mundo, a veces una parte no familiar de este mundo y a veces otro mundo. El escenario de El señor de los anillos es no otro mundo, sino una porción de este mundo históricamente no familiar: un pasado mítico. "Tierra Media" es un nombre antiguo para "el tercer planeta desde el sol".
A veces, el escenario está a un mínimo (ej., en Los tres mosqueteros: el libro, no la película). A veces, está a un máximo, cuando el escenario es la dimensión más memorable de todas (ej., La ciudad de la alegría: otra vez, el libro, no la película; o el clásico de ciencia ficción de Hal Clement Misión de gravedad). La importancia del escenario varía con el género. Es lo más en épica y lo menos en drama.
Muchos lectores encuentran el escenario de El señor de los anillos–Tierra Media–como su aspecto más cautivador. En Estados Unidos, legalmente, y en Kazakhstan, ilegalmente, la gente se reúne para montar todo el día representaciones exteriores de la trama, usando varias hectáreas de tierra, usando varios personajes disfrazados (usualmente interpretando múltiples roles), armas, batallas, etc. Esto nunca ha sido hecho para La muerte de un vendedor.
¿Qué hay de la cuarta dimensión, el estilo? A veces una gran historia es contada en estilo plano (ej., el griego helenístico del evangelio de Marcos), o hasta en un estilo malo (ej., los cuentos de hadas de George MacDonald). Un gran estilo puede a veces compensar una pequeña historia (Sartre, Samuel Beckett, Ernest Hemingway, John Gardner, James Stephens), pero más a menudo un estilo malo arruina una buena historia (Thomas Wolfe, Olaf Stapleton, David Lindsay, hasta George MacDonald).
Aún sus críticos más severos admiten la excelencia de Tolkien en un aspecto del estilo: el lenguaje, especialmente sus nombres propios. Tolkien nos cuenta que la totalidad de El señor de los anillos surgió de esta preocupación (El señor de los anillos, Introducción).
Pero sin duda el más valioso de todos los regalos que una historia puede dar es su quinta dimensión: su sabiduría, su filosofía, su perspectiva-del-mundo-y-de-la-vida, su conocimiento de nosotros mismos y nuestras vidas. Las historias no hacen esto directa y deliberadamente (como lo hace la predicación) o abstractamente (como lo hace la filosofía), pero lo hacen. Por lo tanto es perfectamente apropiado explorar esta dimensión crucial, esta dimensión profunda de El señor de los anillos, especialmente si El señor de los anillos es "el libro más grande del siglo" y esta es, en algunas formas, la más grande dimensión del libro.
Pero esta es sólo una dimensión. Este libro no es acerca de El señor de los anillos sino sólo de su filosofía. Esto por lo tanto deja afuera más de lo que deja adentro. Cualquier libro acerca de un clásico tiene que hacer eso o sería el clásico en sí mismo. Dejo afuera tales cosas maravillosas como los personajes fascinantes y aún familiares, la trama elaborada y aún satisfactoria, el escenario realista y aún fantástico, el estilo de escritura simple y aún arcaico, la revolución histórica forjada por El señor de los anillos en el campo de la fantasía y en la actitud de nuestra sociedad hacia esta, y mucho, mucho más. El señor de los anillos es una mina profunda con muchas joyas preciosas, profunda lo suficiente para que muchos otros sondeen a por el contenido de sus corazones. Pero yo soy un filósofo y la búsqueda de la sabiduría es mi tarea.
Aunque la filosofía de Tolkien puede ser recogida de la historia, la historia no es simplemente un recipiente para la filosofía. Una verdadera obra de arte, al contrario que un trabajo de propaganda, nunca lo es. Pero como un fruto de la imaginación, El señor de los anillos está infundido con la misma luz que iluminó al hombre que lo escribió. Y esa luz es verdadera, porque revela la realidad del mundo y la vida. Y también es buena, porque cura nuestra ceguera. Como la Compañía misma, la filosofía de Tolkien pelea. Conquista lo que George Orwell llamó las "pequeñas ortodoxias malolientes" de la corrección política que ha retorcido y lastimado nuestros corazones. En otras palabras, es como la cura de la hierba athelas.
Esta traducción parte de un subtítulo de la Introducción del libro The philosophy of Tolkien: the worldview behind "The Lord of the Rings" (La filosofía de Tolkien: la visión del mundo detrás de "El señor de los anillos").