viernes, 13 de marzo de 2020

Carta a mi hermano preocupado por su futuro

Somos seres no de instintos sino de decisiones y hábitos. Un día tras otro seguimos rutinas que son como caminos para ir a lugares fijos. Cuando hacemos cambios, es porque hemos llegado a una meta. Los cambios no suelen ser bruscos, muchas veces forman parte de un plan. Mas a veces son muy bruscos, muy forzados.
Hoy estamos en un momento de cambios, fuera de nuestros planes. Deseamos que las cosas puedan seguir igual que antes. No queremos detenernos en este momento a cambiar los planes, a pensar las cosas. Ya hicimos un esfuerzo, invertimos demasiado tiempo, energía, dinero para llegar a donde hemos llegado, ¿quizás podríamos llegar un poco más allá, sólo empujando un poco más?
No, no podríamos. ¿Y sabes qué? El pasado ya fue. Llegaste hasta esta cima de una montaña y se acabó el sendero. Donde esperabas ver un paso te encontraste con una quebrada enorme, imposible de cruzar.
¿Te vas a lanzar al vacío, sólo porque en el pasado invertiste demasiado tiempo, energía y dinero? Estás imaginando que sobre esa quebrada hay un puente de ficción, sólo porque no quieres soltar el pasado conectado y proyectado a un mañana QUE NUNCA EXISTIÓ.
En cierto modo, estás imaginando que la quebrada no está vacía y que renunciar a cruzarla sería lanzarse al vacío.
Déjalo ir. Te estás olvidando del presente. Te estás olvidando de los tesoros que tienes en el presente. Te tienes a ti, tienes a tu familia, tienes todo lo que has aprendido y puedes repensar las cosas, en lugar de aferrarte a un puente imaginario entre un pasado que ya fue y un futuro que nunca existió. Tienes las cosas eternas que no morirán nunca, tienes a Dios.
Sí, no es fácil, hay que aprender cosas nuevas, requiere un gran esfuerzo. Es este esfuerzo, esta fricción, lo que te volverá a poner los pies en la tierra. ¿No has pensado que quizás has estado aferrado a una ilusión y por eso ahora te encuentras en un lugar donde parece que no tienes opciones?
Sí, es arriesgado, da miedo. Quizás realmente no sabes qué hacer. Pide ayuda. O mejor aún, busca ayudar. Busca maestros, aprende otra vez y luego vete a enseñar.
Hoy en día se cree en muchas cosas equivocadas. Cuando antes los hombres se esforzaban por llevar el pan a su familia y por añadidura conseguían pan para ellos mismos, hoy quieren llevarse el pan a sí mismos solamente y se aplauden a sí mismos, como payasos frustrados sin público. Son demasiado centrados en sí mismos, en todo el tiempo, energía y dinero que han invertido en sí mismos, del que esperaban un fruto, llegar a una meta y ahora en medio del sendero sólo hay una gran quebrada.
Déjalo ir. Tu carrera no es más importante que la salud de tus padres. Si te has habituado a salir de la casa a trabajar en un ambiente infeccioso, mas ahora podrías contagiarte y tendrías que dejar de ver a tus padres, no vale la pena. “Honrarás a tu padres” dice el mandamiento. El trabajo es un castigo por el pecado original, no una “pasión”. Es muy simple, en realidad: trabajarás otra vez, de otra manera y te costará, como debe ser. 
Haz los cambios necesarios y no los hagas por ti. Hay una libertad gigantesca en no tener que cargar un espejo enorme en el hombro, para mirarte una y otra vez en busca de motivación, cada vez que te cansas. Pon tus objetivos en las cosas eternas, porque ellas van a estar ahí después de tu muerte y bien podrían ser ellas las que te impidan morir. Mejor aún, bien podrías morir por ellas y ellas volverte a levantar. A los héroes los hace Dios. 
Ya no te preocupes por ti. Eres libre. Ya no ves un puente imaginario sobre la quebrada porque dejaste de ser egoísta, le diste la espalda a la quebrada, tiraste en ella el espejo y te permitiste contemplar toda la enorme montaña a tus pies. Estás arriba y te permites bajar a recuperar tu humildad.
Piensa las cosas. Ayuda a alguien más con sus propios problemas, porque por fin ya no son importantes los tuyos. Los demás también se encontraron con la quebrada y necesitan tu ayuda. Ayuda una y otra vez, muchas personas se volverán dependientes de ti, buscarán tu apoyo, te necesitarán y tendrás un nuevo camino a seguir.
Dios te bendiga,

Firma, un hermano que te quiere mucho


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Texto a propósito del fenómeno del coronavirus y la resistencia al cambio.