jueves, 10 de agosto de 2017

Si Todo Es Arte, Nada Es Arte

Si todo es arte, nada es arte. Una definición como tal debe tener límites y fronteras, categorías y jerarquía, o no es definición.

Si algo existe arriba, otra cosa hay abajo, a un lado o al otro. Si algo es grande, otra cosa es pequeña. Si es suave, otra es dura.


Como bibliotecario, me encuentro en el trabajo de asignar categorías a los documentos y su información, para que se facilite el encontrarla.


Así pues, he de guiarme por una tradición de definiciones, una carrera de postas milenaria, desde que un libro se diferencio de otro.


Imagínense ustedes los granos de arena de una playa como letras dispersas. Con ellas alguien crea formas y les pone un nombre.


Ese nombre tiene un valor, una definición, una memoria, una función. Y un dueño.


Decirle arte a cualquier cosa, sin tener siquiera una definición de qué es arte, pues, no sería preciso, lógico o respetuoso.


Si un usuario de la biblioteca preguntara por libros de arte, yo tendría que referirme a un legado de definiciones y guiar a partir de ahí.


Si yo permitiera que la categoría de arte abarcara cualquier cosa, para dar la consecuencia más práctica, no podría encontrar ningún libro.


(Ningún libro de arte)


Si no puede haber definición para el arte, tampoco puede haberla para ninguna cosa. Sin definiciones no hay nombres, libros ni bibliotecas.

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