domingo, 6 de diciembre de 2020

Biografía para uso de los pájaros, Jorge Carrera Andrade

Lindo Quito de mi vida, muy feliz día. Te extraño tanto, desde el valle donde crecí, por todas las cosas que ya no están. 

En su momento, Jorge Carrera Andrade, quiteño, escribió un poema como un retrato, voy a decir, un retrato de mi propia nostalgia. Lo pongo aquí:


BIOGRAFÍA PARA USO DE LOS PÁJAROS 

Nací en el siglo de la defunción de la rosa 
cuando el motor ya había ahuyentado a los ángeles. 
Quito veía andar la última diligencia 
y a su paso corrían en buen orden los árboles, 
las cercas y las casas de las nuevas parroquias, 
en el umbral del campo 
donde las lentas vacas rumiaban el silencio 
y el viento espoleaba sus ligeros caballos. 

Mi madre, revestida de poniente, 
guardó su juventud en una honda guitarra 
y sólo algunas tardes la mostraba a sus hijos 
envuelta entre la música, la luz y las palabras.
Yo amaba la hidrografía de la lluvia, 
las amarillas pulgas del manzano 
y los sapos que hacían sonar dos o tres veces 
su gordo cascabel de palo.

Sin cesar maniobraba la gran vela del aire. 
Era la cordillera un litoral del cielo. 
La tempestad venía, y al batir del tambor 
cargaban sus mojados regimientos; 
mas, luego el sol con sus patrullas de oro 
restauraba la paz agraria y transparente. 
Yo veía a los hombres abrazar la cebada, 
sumergirse en el cielo unos jinetes 
y bajar a la costa olorosa de mangos 
los vagones cargados de mugidores bueyes.

El valle estaba allá con sus haciendas 
donde prendía el alba su reguero de gallos 
y al oeste la tierra donde ondeaba la caña 
de azúcar su pacífico banderín, y el cacao 
guardaba en un estuche su fortuna secreta, 
y ceñían, la piña su coraza de olor, 
la banana desnuda su túnica de seda.

Todo ha pasado ya, en sucesivo oleaje, 
como las vanas cifras de la espuma. 
Los años van sin prisa enredando sus líquenes 
y el recuerdo es apenas un nenúfar 
que asoma entre dos aguas 
su rostro de ahogado. 
La guitarra es tan sólo ataúd de canciones 
y se lamenta herid en la cabeza el gallo. 
Han emigrado todos los ángeles terrestres, 
hasta el ángel moreno del cacao.

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