sábado, 29 de agosto de 2020

El hombre ha sido llamado a establecer dominio y su visión persigue ideales

Bastaría negar a Dios y no ser totalitario, rebuznaría más de un optimista demasiado envanecido con su propio pupo, como para darse cuenta de que hay demasiadas preconcepciones distintas a la suya sobre la realidad. La del optimista es la visión más sosa y mórbida del mundo, cabría agregar.

Ocurren dos cosas: el hombre ha sido llamado a establecer dominio y su visión persigue ideales. Ha de establecer dominio por su mano o en servicio de otros y sus ideales han de ser concretos o abstractos. Ha de creerse un dios o seguir a Dios; su ideal ha de ser Dios en quien pone su confianza o un abstracto sistema o sistemas de control para sustituir sus propias falencias e intentar sustituir a Dios para no seguirlo.

Y aquí no hay punto medio: quien no tiene por maestro a Jesús, tiene al diablo, invisible y sin nombre si es que hace falta y maestro de las sombras al fin.

Si un hombre no sigue a otro hombre, en una escalera hasta el hombre-Dios, sigue a una causa o abstracción y como la causa y la abstracción son difusas, como las nieblas nocturnas, intentará crear un sol paralelo para iluminar todo el lado oscuro de la Tierra en las noches. Y qué terror sentirá cada vez que como un reloj dañado le falle la maquinaria de su falso sol.

miércoles, 12 de agosto de 2020

No es crisis de virus, sino de autoridad

Yo entiendo perfectamente el requerimiento del encierro a fin de eliminar el virus. Si este deja de circular, entonces desaparece. Así es. 

¿Pero cómo detener el mundo entero, si es un mundo que no sigue ninguna autoridad?

La crisis del mundo no es por abundancia de autoridad ("autoritarismo" les encanta decir a quienes viven en un planeta de etiquetas) sino por falta de ella.

Poder y autoridad no son sinónimos. Escribas y fariseos podían recitar la ley y no hablar con autoridad. (Marcos 1, 22)

La primera autoridad no es política, es espiritual. El poder político es una mera cáscara. Una civilización se sostiene y no decae cuando sigue sus ideales sagrados.

Es un intento de competencia por imponer otros ideales la que los disfraza de seculares.

Los disfraza porque no son fuertes, no son sagrados, son mentiras.

Recuperar la influencia de la autoridad espiritual es un trabajo de aquí a 100 años. ¿Qué queda entonces? 

Promover el disfrute del sol, la ventilación y el cuidado de no contagiar.

Levantar la cuarentena.

Coordinar en todo el mundo la cuarentena, a que ocurra al mismo tiempo en todas partes y muera el virus, en esta crisis de autoridad, no va a pasar.

jueves, 6 de agosto de 2020

La civilización necesita santos en Dios

Hoy compartí esta cita de Will Durant: «Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro».

Muchas cosas se sostienen sobre mismos principios. Un animal débil atrae depredadores, el fuerte los espanta.

Nuestra civilización arde en conflictos internos. Quiere rechazar enemigos y paliar síntomas de enfermedad, sin curarse.

Para ser fuertes, hemos de ser santos en Dios.

La cita la leí por primera vez en la película Apocalypto de Mel Gibson, por cierto. Me he quedado con ganas de ver la segunda parte de la historia.

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Imagen de Craig Mullins