Algunos hombres se reunieron en el patio de la casa de Aristokles para conversar, como solían hacerlo con frecuencia cuando no había trabajo por hacer o deseaban escapar del hostigamiento de sus esposas.
Una discusión reciente en el tema del odio se había vuelto polémico. Un hombre, bastante apegado a sus emociones negativas, había insistido que odiar el mal podía ser desapasionado y recto. Aristokles indicó que en ello yace una trampa; una vez que alguien ha justificado el odio al mal, pronto comenzaría a odiar aquello que es meramente adverso a su persona. El otro hombre continuó argumentando, eventualmente poniéndose bastante disgustado. Aristokles indicó que este era exactamente el apego a una emoción negativa de la que él había advertido.
Ese hombre estaba fuera de sí, sintiéndose insultado. Un periódo de algunas horas pasó sin discusión. Aristokles desapareció en su casa, para salir después de un rato con un artículo, el cual compartió con aquellos presentes.
Aquí está el artículo que él compartió:
http://io9.gizmodo.com/5975778/scientific-evidence-that-you-probably-dont-have-free-will (“Evidencia científica de que probablemente no tienes voluntad libre”)
http://io9.gizmodo.com/5975778/scientific-evidence-that-you-probably-dont-have-free-will (“Evidencia científica de que probablemente no tienes voluntad libre”)
Cuando todos habían leído el artículo, muchos parecieron perturbados por la idea que este presentó. “Pero yo tengo voluntad libre, ¡yo sé que la tengo!”, dijo un hombre, y pateó a un gato desafortunado, que había estado enroscado a sus pies. “Yo escogí hacer eso. Yo ordené a mi pie moverse. Nadie forzó esa acción sobre mí.”
Aristokles giró hacia él y dijo, “Como leíste en el artículo, se ha demostrado que bajo condiciones ordinarias la conciencia sigue en lugar de anteceder al movimiento físico. Esto es verdad a pesar de nuestra creencia sostenida de lo contrario. Editamos nuestra memoria para encajar en nuestra narrativa. Si esto es verdad, la ‘voluntad libre’ si es que existe en absoluto no ocurre en el nivel del movimiento físico supuestamente voluntario”.
Otro hombre, Cicutius, un hombre quien con frecuencia bromeaba acerca de beber cicuta por placer, habló. “Aristokles, si se te preguntara acerca de en qué consiste teóricamente la ‘voluntad libre’, ¿cuál sería tu definición de ésta?
Aristokles respondió, “La habilidad para hacer algo que tú no estás predispuesto de antemano a querer/escoger de cualquier modo. Por lo cual me refiero predispuesto por la herencia y el entorno. Cualquiera puede amar a sus amigos. Requiere de voluntad real (un término que prefiero al de voluntad libre) amar a tus enemigos.”
“Pero,” objetó Cicutius, “En el ejemplo que has dado, parece que meramente has cambiado el estado predispuesto desde el instinto (odiar a tus enemigos) a una causa más alta (amar a tus enemigos). Esto todavía está determinado por algo más.”
Aristokles asintió. “Sí,” dijo él, “El hombre nunca es enteramente libre. Eso es una fantasía. Él puede sin embargo hacer selecciones significativas si y sólo si él tiene acceso a más altas y más bajas motivaciones. Él es bien siervo de Dios o esclavo de la naturaleza.”
“Siervo implica disposición, Aristokles. Disposición implica voluntad, la cual es una ilusión si lo que dices es verdad.”
“Tal vez me estás malinterpretando. No estoy diciendo que no tenemos capacidad para la voluntad.”
Cicutius se paró y caminó por un momento, su rostro preocupado por el pensamiento. Entonces se detuvo y dijo, “Para mí, bien la voluntad es libre o no es voluntad en absoluto. Tal vez ese sea nuestro malentendido.”
“Esa es la concepción común: que si yo soy libre en absoluto yo puedo escoger o hacer cualquier cosa que yo quiera. Pero ese ‘querer’ es una motivación. Esta viene de alguna parte. Si tú no puedes escoger tus motivaciones, tus otras elecciones no son significativas. Y hay sólo tantas motivaciones disponibles.” Aristokles miró alrededor a los otros reunidos. “¿Pueden ver que esto es así?”
“Sí,” respondió Cicutius, “¿Pero somos realmente capaces de querer algo sin condiciones predispuestas?” “No. No bajo condiciones ordinarias. ‘El hombre no puede hacer nada’. Cada selección que hacemos mientras operamos al nivel de la herencia y el entorno resulta ser la única que íbamos a hacer.”
“¿Entonces cuál es el camino afuera del determinismo, Aristokles? Parece que incluso liberarte a ti mismo de la herencia y el entorno no te libera del azar. Incluso una acción caótica no determinada parece ser determinada por la suerte.”
Justo entonces, todos observaron a un loco paseando por el camino, farfullando para sí mismo, vestido apenas y royendo un pedazo de corteza. Apuntando al loco, Aristokles dijo, “Si tú estás tan desventurado que el condicionamiento de la herencia y el entorno no funcionan, entonces tú eres incluso menos libre, si eso es posible.” Se rió. “El único camino afuera del determinismo material es ubicarse debajo de una ley superior. Todavía estás sujeto a las leyes físicas por supuesto pero ellas no pueden determinar completamente tus motivos.”
Harharkh, quien había estado durmiendo cuando la discusión comenzó, pero que ya había discutido de largo el asunto de la voluntad con Aristokles en días previos, habló ahora. “Toma un ejemplo simple… ‘A mí me disgusta el chocolate y prefiero la vainilla’. ¿Por qué? No es una elección. Tus preferencias están determinadas largamente por tu herencia y entorno.”
Aristokles le interrumpió, “Sí, eso es lo que acabo de decir.”
Sin prestar atención, Harharkh continuó, “Tú tienes una inmensa red de preferencias de abstracción variable, configuradas inconscientemente. Un hombre puede forzarse a sí mismo a gustarle algo que previamente no quería. Su motivación para hacerlo está, por supuesto, también basada en una preferencia inconsciente en otro nivel. Pero él puede someterse a entrenamiento para reconfigurar sus preferencias inconsciente de acuerdo con ciertos principios. En esto es que consiste el ascetismo iniciático. De hecho, todo trabajo interior consiste en manipular este sistema básico. Tienes justo la voluntad suficiente para rendirte a tal programa de entrenamiento. Una vez entrenado, puedes actuar y pensar de acuerdo con principios racionalmente seleccionados. Esto es lo que llamamos voluntad real. El conjunto de principios escogido puede ser bueno o malo. Si es malo, el hombre está practicando magia negra. Si es bueno, el hombre puede convertirse en un sabio o un santo. En Cristo, sus preferencias inconscientes fueron pre-configurados con principios superiores (Logos). El mismo hardware biológico. Diferente software, por así decirlo i. e. Logos encarnado.”
Un joven silencioso llamado Alonsius casi gritó, “¡Esta sociedad tiene malaware!” Todos rieron, Aristokles el más fuerte.
Harharkh dijo, “Exactamente. Todos los hombres caídos lo tienen.”
“Verdad en efecto,” dijo Alonsius. “El hombre no es Dios. No se da cuenta de eso, especialmente una vez consciente de un rasgo superior o conocimiento secreto que puede mantener sobre sus semejantes.”
“Pienso,” dijo Harharkh, “En la medida en que un hombre se alínea con la conciencia de Dios, se vuelve incapaz de usarla para hacer otra cosa que no sea despertar a sus semejantes.”
Aristokles dijo, “Harharkh, aunque estás obligado a hablar por tus predisposiciones inconscientes, lo que dices es verdad y has entendido correctamente. ¿Crees que tienes la suficiente voluntad para estar despierto para el comienzo de la discusión la próxima vez?
Harharkh se ruborizó y se quedó callado. Aristokles, con sus ojos resplandecientes, le sonrío. “Harás lo mejor que puedas, estoy seguro. Creo que todos entienden el terror de la situación en que nos encontramos. Les voy a dejar con esto, por ahora: para tener la posibilidad de empezar a adquirir voluntad real, uno debe encontrar una escuela.”
Varios hombres comenzaron a hablar ruidosamente, preguntando dónde podría encontrarse una escuela y cómo podría uno entrar en ella. Pero Aristokles se había levantado, sostuvo su mano como si bendijera la reunión, y se fue adentro.
___
Traducido de la publicación original On Real Will, en la página https://thespiritualsun.wordpress.com/2016/10/07/a-dialog-on-real-will/
No hay comentarios:
Publicar un comentario