lunes, 25 de diciembre de 2017

Romance del Nacimiento, por San Juan de la Cruz

Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía,

abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en su pesebre ponía,

entre unos animales
que a la sazón allí había,
los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,

festejando el desposorio
que entre tales dos había,
pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa
al desposorio traía,
y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía. 

Gloria In Profundis, by G. K. Chesterton

There has fallen on earth for a token
A god too great for the sky.
He has burst out of all things and broken
The bounds of eternity:
Into time and the terminal land
He has strayed like a thief or a lover,
For the wine of the world brims over,
Its splendour is split on the sand.

Who is proud when the heavens are humble,
Who mounts if the mountains fall,
If the fixed stars topple and tumble
And a deluge of love drowns all-
Who rears up his head for a crown,
Who holds up his will for a warrant,
Who strives with the starry torrent,
When all that is good goes down?

For in dread of such falling and failing
The fallen angels fell
Inverted in insolence, scaling
The hanging mountain of hell:
But unmeasured of plummet and rod
Too deep for their sight to scan,
Outrushing the fall of man
Is the height of the fall of God.

Glory to God in the Lowest
The spout of the stars in spate-
Where thunderbolt thinks to be slowest
And the lightning fears to be late:
As men dive for sunken gem
Pursuing, we hunt and hound it,
The fallen star has found it
In the cavern of Bethlehem.

martes, 19 de diciembre de 2017

Sobre la Voluntad Real, por Harharkh

Algunos hombres se reunieron en el patio de la casa de Aristokles para conversar, como solían hacerlo con frecuencia cuando no había trabajo por hacer o deseaban escapar del hostigamiento de sus esposas. 

Una discusión reciente en el tema del odio se había vuelto polémico. Un hombre, bastante apegado a sus emociones negativas, había insistido que odiar el mal podía ser desapasionado y recto. Aristokles indicó que en ello yace una trampa; una vez que alguien ha justificado el odio al mal, pronto comenzaría a odiar aquello que es meramente adverso a su persona. El otro hombre continuó argumentando, eventualmente poniéndose bastante disgustado. Aristokles indicó que este era exactamente el apego a una emoción negativa de la que él había advertido.

Ese hombre estaba fuera de sí, sintiéndose insultado. Un periódo de algunas horas pasó sin discusión. Aristokles desapareció en su casa, para salir después de un rato con un artículo, el cual compartió con aquellos presentes.

Aquí está el artículo que él compartió:
http://io9.gizmodo.com/5975778/scientific-evidence-that-you-probably-dont-have-free-will
(“Evidencia científica de que probablemente no tienes voluntad libre”)

Cuando todos habían leído el artículo, muchos parecieron perturbados por la idea que este presentó. “Pero yo tengo voluntad libre, ¡yo sé que la tengo!”, dijo un hombre, y pateó a un gato desafortunado, que había estado enroscado a sus pies. “Yo escogí hacer eso. Yo ordené a mi pie moverse. Nadie forzó esa acción sobre mí.”

Aristokles giró hacia él y dijo, “Como leíste en el artículo, se ha demostrado que bajo condiciones ordinarias la conciencia sigue en lugar de anteceder al movimiento físico. Esto es verdad a pesar de nuestra creencia sostenida de lo contrario. Editamos nuestra memoria para encajar en nuestra narrativa. Si esto es verdad, la ‘voluntad libre’ si es que existe en absoluto no ocurre en el nivel del movimiento físico supuestamente voluntario”. 

Otro hombre, Cicutius, un hombre quien con frecuencia bromeaba acerca de beber cicuta por placer, habló. “Aristokles, si se te preguntara acerca de en qué consiste teóricamente la ‘voluntad libre’, ¿cuál sería tu definición de ésta?

Aristokles respondió, “La habilidad para hacer algo que tú no estás predispuesto de antemano a querer/escoger de cualquier modo. Por lo cual me refiero predispuesto por la herencia y el entorno. Cualquiera puede amar a sus amigos. Requiere de voluntad real (un término que prefiero al de voluntad libre) amar a tus enemigos.”

“Pero,” objetó Cicutius, “En el ejemplo que has dado, parece que meramente has cambiado el estado predispuesto desde el instinto (odiar a tus enemigos) a una causa más alta (amar a tus enemigos). Esto todavía está determinado por algo más.”

Aristokles asintió. “Sí,” dijo él, “El hombre nunca es enteramente libre. Eso es una fantasía. Él puede sin embargo hacer selecciones significativas si y sólo si él tiene acceso a más altas y más bajas motivaciones. Él es bien siervo de Dios o esclavo de la naturaleza.”

“Siervo implica disposición, Aristokles. Disposición implica voluntad, la cual es una ilusión si lo que dices es verdad.”

“Tal vez me estás malinterpretando. No estoy diciendo que no tenemos capacidad para la voluntad.”

Cicutius se paró y caminó por un momento, su rostro preocupado por el pensamiento. Entonces se detuvo y dijo, “Para mí, bien la voluntad es libre o no es voluntad en absoluto. Tal vez ese sea nuestro malentendido.”

“Esa es la concepción común: que si yo soy libre en absoluto yo puedo escoger o hacer cualquier cosa que yo quiera. Pero ese ‘querer’ es una motivación. Esta viene de alguna parte. Si tú no puedes escoger tus motivaciones, tus otras elecciones no son significativas. Y hay sólo tantas motivaciones disponibles.” Aristokles miró alrededor a los otros reunidos. “¿Pueden ver que esto es así?”

“Sí,” respondió Cicutius, “¿Pero somos realmente capaces de querer algo sin condiciones predispuestas?” “No. No bajo condiciones ordinarias. ‘El hombre no puede hacer nada’. Cada selección que hacemos mientras operamos al nivel de la herencia y el entorno resulta ser la única que íbamos a hacer.”

“¿Entonces cuál es el camino afuera del determinismo, Aristokles? Parece que incluso liberarte a ti mismo de la herencia y el entorno no te libera del azar. Incluso una acción caótica no determinada parece ser determinada por la suerte.”

Justo entonces, todos observaron a un loco paseando por el camino, farfullando para sí mismo, vestido apenas y royendo un pedazo de corteza. Apuntando al loco, Aristokles dijo, “Si tú estás tan desventurado que el condicionamiento de la herencia y el entorno no funcionan, entonces tú eres incluso menos libre, si eso es posible.” Se rió. “El único camino afuera del determinismo material es ubicarse debajo de una ley superior. Todavía estás sujeto a las leyes físicas por supuesto pero ellas no pueden determinar completamente tus motivos.”

Harharkh, quien había estado durmiendo cuando la discusión comenzó, pero que ya había discutido de largo el asunto de la voluntad con Aristokles en días previos, habló ahora. “Toma un ejemplo simple… ‘A mí me disgusta el chocolate y prefiero la vainilla’. ¿Por qué? No es una elección. Tus preferencias están determinadas largamente por tu herencia y entorno.”

Aristokles le interrumpió, “Sí, eso es lo que acabo de decir.”

Sin prestar atención, Harharkh continuó, “Tú tienes una inmensa red de preferencias de abstracción variable, configuradas inconscientemente. Un hombre puede forzarse a sí mismo a gustarle algo que previamente no quería. Su motivación para hacerlo está, por supuesto, también basada en una preferencia inconsciente en otro nivel. Pero él puede someterse a entrenamiento para reconfigurar sus preferencias inconsciente de acuerdo con ciertos principios. En esto es que consiste el ascetismo iniciático. De hecho, todo trabajo interior consiste en manipular este sistema básico. Tienes justo la voluntad suficiente para rendirte a tal programa de entrenamiento. Una vez entrenado, puedes actuar y pensar de acuerdo con principios racionalmente seleccionados. Esto es lo que llamamos voluntad real. El conjunto de principios escogido puede ser bueno o malo. Si es malo, el hombre está practicando magia negra. Si es bueno, el hombre puede convertirse en un sabio o un santo. En Cristo, sus preferencias inconscientes fueron pre-configurados con principios superiores (Logos). El mismo hardware biológico. Diferente software, por así decirlo i. e. Logos encarnado.”

Un joven silencioso llamado Alonsius casi gritó, “¡Esta sociedad tiene malaware!” Todos rieron, Aristokles el más fuerte.

Harharkh dijo, “Exactamente. Todos los hombres caídos lo tienen.”

“Verdad en efecto,” dijo Alonsius. “El hombre no es Dios. No se da cuenta de eso, especialmente una vez consciente de un rasgo superior o conocimiento secreto que puede mantener sobre sus semejantes.”

“Pienso,” dijo Harharkh, “En la medida en que un hombre se alínea con la conciencia de Dios, se vuelve incapaz de usarla para hacer otra cosa que no sea despertar a sus semejantes.”

Aristokles dijo, “Harharkh, aunque estás obligado a hablar por tus predisposiciones inconscientes, lo que dices es verdad y has entendido correctamente. ¿Crees que tienes la suficiente voluntad para estar despierto para el comienzo de la discusión la próxima vez? 

Harharkh se ruborizó y se quedó callado. Aristokles, con sus ojos resplandecientes, le sonrío. “Harás lo mejor que puedas, estoy seguro. Creo que todos entienden el terror de la situación en que nos encontramos. Les voy a dejar con esto, por ahora: para tener la posibilidad de empezar a adquirir voluntad real, uno debe encontrar una escuela.”

Varios hombres comenzaron a hablar ruidosamente, preguntando dónde podría encontrarse una escuela y cómo podría uno entrar en ella. Pero Aristokles se había levantado, sostuvo su mano como si bendijera la reunión, y se fue adentro.


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Traducido de la publicación original On Real Will, en la página https://thespiritualsun.wordpress.com/2016/10/07/a-dialog-on-real-will/

jueves, 14 de diciembre de 2017

Contrarrevolución, por Harharhk

“Lo que se necesita no es una revolución en la dirección opuesta, sino lo opuesto a una revolución.”

Joseph de Maistre



La polis ya es una discoteca gay. Ahí no hay deber para nosotros excepto retirar nuestras energías. Necesitamos considerar nuestros deberes a la “polis en las sombras”. ¿Qué queremos decir con “polis en las sombras”? El cuerpo social que ya existe en forma incipiente donde quiera que haya familias sanas y temerosas de Dios. Entonces construimos sobre eso. Habitamos las catacumbas debajo del sistema. Si necesitas un préstamo para comprar o construir una casa, o para ir al colegio, o para comenzar un negocio, vas a Red de Crédito de la Sombra, no al Banco Federal de Usura & Desconfianza. Si quieres educar a tu hijo, lo envías a la Academia en la Sombra en lugar de a la Universidad de la Catedral S. A. Si esas instituciones no existen todavía en tu área, constrúyelas. No gastes tu tiempo, dinero o energía en ilusiones demóticas.

Debe estar claramente entendido que nosotros no queremos controlar este Estado. Esa no es nuestra meta. Incluso con un nuevo Constantino, sería una pesadilla intentar trabajar con los mecanismos del sistema existente: la burocracia, el “Estado profundo” y el laberinto infinito de agencias de inteligencia entrelazadas. Tal tarea requeriría una purga sin fin. Un rompimiento limpio es mejor.

No obstante, tampoco es nuestra estrategia expulsar los puntales del sistema actual. Incluso si eso fuera concebible de hacerse, la repentina discontinuidad de servicios públicos y mantenimiento de infraestructura produciría un nivel severo de caos. Una suspensión prolongada podría retrasar la civilización varios siglos. Los contrarrevolucionarios operamos como una fuente de orden, no como una fuente de conflicto. Ganamos manteniendo nuestras cabezas al frente justo cuando las de las élites del status quo comienzan a perder las suyas, y teniendo sistemas de respaldo que están listos para arrancar. Ciertos segmentos de los ricos y poderosos pueden incluso estar dispuestos a prestarnos su lealtad si nos consideran responsables lo suficiente para preservar algunos de sus activos. 

En cambio, debemos construir y cultivar un Estado o Estados orgánicos que gradualmente reemplazarán este a medida que se rompe, parecido a la forma en que los Reinos de Europa surgieron para llenar los vacíos del Imperio Romano de Occidente en retroceso.

Construye un nuevo pueblo justo dentro de tu pueblo; una sociedad en la sombra con una economía en la sombra; un gobierno en la sombra con líderes en la sombra. Trabajamos en las sombras a los márgenes del sistema, pero no somos marginales. Estamos fuera de la vista pero no en la periferia. Nos estamos preparando y esperando para eventualmente intervenir para asumir el vacío donde y cuando el Leviatán flaquee o falle. 

Cuando la gente en el área empiece a ir al representativo local de la hermandad contrarrevolucionaria por ayuda y justicia, habremos ganado, incluso si el gobierno nacional sigue formalmente a cargo o efectivamente a cargo en otras regiones. Este es un proceso - un cambio de marea multi-generacional.

Debemos pelear nuestras batalla una a la vez, y eso es fácil si somos evasivos y flexibles. No estamos tratando de convencer a las masas o de hacer una declaración a los desinteresados. La Izquierda nunca hace nada calladamente. No los imitemos. Actuemos ahora y hablemos después. 

Habitamos las catacumbas como un retiro táctico mientras reclutamos y entrenamos a futuros Constantinos.

Las catacumbas son obviamente una metáfora. En realidad, este trabajo procederá a nivel local en muchos diferentes lugares. Siendo la situación en la superficie diferente en cada lugar, el liderazgo contrarrevolucionario en cada localidad debe ser capaz de actuar con autonomía. Cada organización regional existe como un nodo en una red más grande. Los líderes en esta red deben tener la máxima disciplina, discreción y discernimiento. El nivel de Ser necesario en un hombre para ser adecuado para este tipo de liderazgo es raro, pero puede ser adquirido mediante entrenamiento especial. Ahí es donde nosotros en Spiritual Sun entramos en escena. 

Estamos formando una Orden aún sin nombre para reclutar y entrenar contrarrevolucionarios. La membresía es sólo por invitación, pero cualquiera puede aplicar para entrar al programa de entrenamiento. Sólo los serios y enfocados completarán el entrenamiento requerido para conseguir una invitación para entrar a la orden. De este modo, prevenimos entrismo y esfuerzos mal concebidos por los no preparados. La Orden actuará como una cámara de compensación - no como un comando central - para asegurar que cada hombre en la red está en la misma página espiritual y moralmente, y que ha pasado un cierto umbral mínimo de eficacia e integridad.

Hasta hace pocos años atrás el gigante globalista parecía imparable, pero ahora parece encontrar nuevos bloqueos en su camino todos los días. Ciertas formas de resistencia frustran la agenda globalista más que otras. En este momento se nos está mostrando que funciona y que no, si es que ponemos atención. Aquí en Occidente, lo que no funciona es el proceso democrático fácilmente manipulable. 

Necesitamos superar la condición demótica que nos dice que es necesario ser parte de alguna mayoría para gobernar. Tendremos a “el pueblo” con nosotros cuando los necesitemos. Hasta entonces, eso es una distracción. No dependeremos de ellos para organización, mano de obra o finanzas. Nosotros tendremos al final lo que ellos necesitan, cuando la economía global se haya estirado hasta el límite por la demanda del mundo desarrollado. En ese punto la gente reconocerá que nos necesitan para los recursos más básicos y los servicios que ya no estarán disponibles.

Si el sistema actual es sostenible, entonces todo esto es irrelevante, pero no es difícil ver cómo ese podría ser el caso. El capital global depende de una producción y consumo creciente. La promesa creíble al Tercer Mundo es que ellos también tendrán su día en el sol. El planeta, sin embargo, tiene recursos limitados para lidiar con la expansión exponencial. La economía global es algo así como un esquema Ponzi, mantenida a flote por un avance tecnológico ocasional; sin el descubrimiento de una fuente de energía muy barata como la fusión, tendrá un fin. Si surge la tecnología para mantener a flote el globalismo indefinidamente, todo el pensamiento y la actividad reaccionaria irán a las cenizas de la historia, y el Demonio vencerá. 

La contrarrevolución no es una fantasía, ni su éxito está asegurado. Pero debemos intentarlo. Es nuestro deber.

Et Servietis Nobis. 

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Traducido de la publicación original Contra-Revolution, en la página https://thespiritualsun.wordpress.com/2016/10/13/counter-revolution/

miércoles, 13 de diciembre de 2017

El Credo del Incrédulo, por el padre Leonardo Castellani

Creo en la Nada Todoproductora, dónde salieron el cielo y la tierra.
Y en el Hómo Sápiens, su único Rey y Señor,
que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono.
Nació de la Santa Materia,
bregó bajo el negror de la Edad Media.
Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,
cayó en la miseria,
inventó la Ciencia,
y ha llegado a la Era de la Democracia y la Inteligencia.
Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre.
Creo en el Libre Pensamiento,
la Civilización de la Máquina,
la Confraternidad Humana,
la Inexistencia del pecado,
el Progreso Inevitable,
la Putrefacción de la Carne
y la Vida Confortable. Amén

sábado, 9 de diciembre de 2017

Cómo Escribir una Historia de Detectives, por G. K. Chesterton

Que quede entendido que escribo este artículo como alguien completamente consciente de que ha fallado en escribir una historia de detectives. Pero he fallado muchas buenas veces. Mi autoridad es por lo tanto práctica y científica, como la de un gran estadista o pensador social que se ocupa del problema del desempleo o de la vivienda. No pretendo haber logrado el ideal que establecí aquí para el joven estudiante; yo soy, si se quiere, más bien el ejemplo horrible que él debe evitar. No obstante, creo que hay ideales de escritos de detectives, como de todo lo demás que vale la pena hacer; y me asombra que no están más expuestos en toda esa literatura didáctica popular que nos enseña cómo hacer tantas cosas que vale menos la pena hacer; como, por ejemplo, cómo tener éxito. De hecho, me asombra mucho que el título en la parte superior de este artículo no nos mira desde todos los puestos de libros. Se publican folletos que enseñan a la gente todo tipo de cosas que no se pueden aprender, como la personalidad, la popularidad, la poesía y el encanto. Incluso aquellas partes de la literatura y el periodismo que obviamente no se pueden aprender son enseñadas asiduamente. Pero aquí hay una pieza de artesanía literaria sencilla y directa, más constructiva que creativa, que podría enseñarse en cierta medida e incluso, en casos muy afortunados, aprenderse. Tarde o temprano supongo que se proporcionará la necesidad, en ese sistema comercial en el que el suministro responde inmediatamente a la demanda, y en el que todo el mundo parece estar completamente insatisfecho e incapaz de obtener lo que quiere. Tarde o temprano, supongo, no sólo habrá libros de texto que enseñen a los investigadores criminales, sino libros de texto que enseñen a los criminales. Será un ligero cambio con respecto al tono actual de la ética financiera, y cuando la astuta y vigorosa mente empresarial se haya liberado de la última influencia persistente de los dogmas inventados por los sacerdotes, el periodismo y la publicidad mostrarán la misma indiferencia hacia los tabúes actuales como lo hace hoy en día con los tabúes de la Edad Media. El robo se explicará como la usura, y no habrá más disimulo sobre el corte de gargantas que sobre los acaparamientos de mercados. Los puestos de libros se iluminarán con títulos como "Falsificación en quince lecciones" y "¿Por qué soportar la miseria del matrimonio?" con una popularización del envenenamiento tan totalmente científica como la popularización del divorcio y el control de la natalidad.

Pero, como se nos recuerda a menudo, no debemos tener prisa por la llegada de una humanidad feliz; y mientras tanto, parece que tenemos tantas posibilidades de obtener buenos consejos acerca de cometer crímenes como buenos consejos acerca de detectarlos o acerca de describir cómo se pueden detectar. Imagino que la explicación es que el crimen, la detección, la descripción y la descripción de la descripción exigen un cierto y ligero elemento de pensamiento, mientras que el éxito y escribir un libro sobre el éxito de ninguna manera necesita esta experiencia tediosa. De todas formas, encuentro en mi propio caso que cuando empiezo a pensar en la teoría de las historias de detectives, me convierto en lo que algunos llamarían teórico. Esto es, comienzo por el principio, sin ningún tipo de estímulo, presión, apuro u otro elemento esencial del arte de capturar la atención, sin de ninguna manera perturbar o despertar la mente.

El primer y fundamental principio es que el objetivo de una historia de misterio, como de cualquier otra historia y cualquier otro misterio, no es la oscuridad sino la luz. La historia está escrita para el momento en que el lector entiende, no simplemente por los muchos momentos preliminares cuando no entiende. El malentendido sólo está pensado como un contorno oscuro de la nube para resaltar el brillo de ese instante de inteligibilidad; y la mayoría de las malas historias de detectives son malas porque fallan en este punto. Los escritores tienen la extraña idea de que su trabajo es desconcertar al lector; y que mientras lo desconciertan no importa si lo decepcionan. Pero no sólo es necesario esconder un secreto, también es necesario tener un secreto; y tener un secreto que valga la pena esconder. El clímax no debe ser un anticlímax; no debe consistir simplemente en llevar al lector a un baile y dejarlo en una zanja. El clímax no tiene que ser sólo el estallido de una burbuja sino más bien la ruptura de un amanecer; sólo que el amanecer se ve acentuado por la oscuridad. Cualquier forma de arte, por trivial que sea, se refiere a algunas verdades serias; y aunque no estamos lidiando con nada más trascendental que una muchedumbre de Watsons, todos mirando con ojos redondos como búhos, todavía es permisible insistir en que es la gente que se sentó en la oscuridad quien ha visto una gran luz; y que la oscuridad sólo es valiosa para hacer vívida una gran luz en la mente. Siempre me pareció una coincidencia divertida que lo mejor de las historias de Sherlock Holmes lleva, con una aplicación y significado totalmente diferentes, un título que podría haber sido inventado para expresar esta iluminación primordial; el título de “Estrella de Plata” (“Silver Blaze”).

El segundo gran principio es que el alma de la ficción detectivesca no es la complejidad sino la simplicidad. El secreto puede parecer complejo, pero tiene que ser simple; y en esto también es un símbolo de misterios superiores. El escritor está ahí para explicar el misterio; pero él no debe estar necesitado de explicar la explicación. La explicación debería explicarse a sí misma; debería ser algo que pueda ser siseado (por el villano, claro) en unas pocas palabras susurradas o gritado preferiblemente por la heroína antes de que se desmaye bajo el impacto de la tardía comprensión de que dos y dos son cuatro. Ahora algunos detectives literarios hacen la solución sea más complicada que el misterio, y el delito más complicado que la solución.

En tercer lugar, se sigue que en la medida de lo posible el hecho o la figura que explica todo debería ser un hecho o una figura familiar. El criminal debería estar en primer plano, no como criminal, sino de alguna otra manera que sin embargo le otorga un derecho natural a estar en primer plano. Consideraré como un caso conveniente el que ya he citado; la historia de Estrella de Plata. Sherlock Holmes es tan familiar como Shakespeare; entonces no hay injusticia en este momento al revelar el secreto de uno de los primeros de estos cuentos famosos. Se le informa a Sherlock Holmes que un valioso caballo de carrera fue robado y que el entrenador que lo custodiaba fue asesinado por el ladrón. Varias personas, por supuesto, son plausibles sospechosas del robo y asesinato; y todos se concentran en el grave problema policial de quién puede haber matado al entrenador. La simple verdad es que el caballo lo mató. Ahora tomo eso como modelo porque la verdad es muy simple. La verdad es realmente muy obvia.

En cualquier caso, el punto es que el caballo es muy obvio. La historia lleva el nombre del caballo; es todo sobre el caballo; el caballo está en primer plano todo el tiempo, pero siempre en otra capacidad. Como algo de gran valor, permanece para el lector como el Favorito; es sólo como un criminal que es un caballo oscuro. Esta es una historia de robo en la que el caballo juega la parte de la joya hasta que nos olvidamos que la joya también puede jugar la parte del arma. Esa es una de las primeras reglas que sugeriría, si tuviera que establecer reglas para esta forma de composición. En términos generales, el agente debe ser una figura familiar en una función no familiar. La cosa que comprendemos debe ser una cosa que reconocemos; es decir, debe ser algo previamente conocido, y debe mostrarse de forma prominente. De lo contrario, no hay sorpresa en la mera novedad. Es inútil que una cosa sea inesperada si no valía la pena esperar por ella. Pero debería ser prominente por una razón y responsable por otra. Una gran parte del arte o truco de escribir historias de misterio consiste en encontrar una razón convincente pero engañosa para la prominencia del criminal, más allá de su negocio legítimo de cometer el crimen. Muchos misterios fracasan simplemente al dejarlo en cabos sueltos en la historia, aparentemente sin nada que hacer excepto cometer el crimen. Él está generalmente acomodado, o nuestra ley justa y equitativa probablemente lo haría arrestar como un vagabundo mucho antes de ser arrestado como criminal. Llegamos a la etapa de sospechar de tal personaje mediante un proceso de eliminación muy rápido, tal vez inconsciente. Generalmente sospechamos de él simplemente porque no ha sido sospechoso. El arte de la narrativa consiste en convencer al lector durante un tiempo, no sólo de que el personaje pueda haber venido al lugar sin intención de cometer un delito grave, sino de que el autor lo haya puesto allí con alguna intención que no sea criminal. Porque la historia de detectives es sólo un juego; y en ese juego el lector no está realmente luchando con el criminal sino con el autor. 

Lo que el escritor debe recordar, en este tipo de juego, es que el lector no dirá, como a veces puede hacerlo de un estudio serio o realista: "¿Por qué el topógrafo con anteojos verdes subió al árbol para mirar el jardín trasero de la doctora?". Insensible e inevitablemente dirá: "¿Por qué el autor hizo que el topógrafo suba a un árbol, o por qué introdujo algún topógrafo en absoluto?”. El lector puede admitir que el pueblo en cualquier caso necesitaría un topógrafo, sin admitir que el cuento en cualquier caso necesitaría uno. Es necesario explicar su presencia en el cuento (y el árbol) no solo sugiriendo por qué el consejo municipal lo puso ahí, sino por qué el autor lo puso ahí. Más allá de los pequeños crímenes que pueda tener la intención de disfrutar, en la cámara interna de la historia, debe tener ya alguna otra justificación como personaje en una historia y no sólo como una mera miserable persona material en la vida real. El instinto del lector, jugando al escondite con el escritor, quien es su verdadero enemigo, está siempre por decir con sospecha, Sí, sé que un topógrafo puede trepar a un árbol; estoy muy consciente de que hay árboles y que hay topógrafos, pero ¿qué haces tú con ellos? ¿Por qué hiciste subir a este topógrafo en particular a este árbol en particular en este cuento particular, tú, hombre astuto y malvado?

Esto yo debería llamar el cuarto principio para ser recordado, como en los otros casos, las personas probablemente no se darán cuenta de que es práctico, porque los principios sobre los que descansa son teóricos. Se basa en el hecho de que en la clasificación de las artes, los asesinatos misteriosos pertenecen a la gran y alegre compañía de las cosas llamadas bromas. La historia es una fantasía; una ficción abiertamente ficticia. Podemos decir si nos gusta que es una forma de arte muy artificial. Preferiría decir que se dice que es manifiesta-mente un juguete, algo que los niños ‘fingen’ desear. De esto se sigue que el lector, que es un simple niño y por lo tanto muy despierto, es consciente no sólo del juguete sino del invisible compañero de juegos que es el creador del juguete y el autor del truco. El niño inocente es muy agudo y no poco sospechoso. Y una de las primeras reglas que repito, para el creador de un cuento que será un truco, es recordar que el asesino enmascarado debe tener el derecho artístico de estar en la escena y no simplemente un derecho realista de estar en el mundo. No sólo debe venir a la casa por negocios, sino por el negocio de la historia; no es sólo la pregunta del motivo del visitante sino del motivo del autor. La historia de misterio ideal es aquella en la cual él es tan un personaje como el autor habría creado para su propio interés, o por el interés de hacer que la historia se moviera en otros asuntos necesarios, y luego se descubriera que está presente ahí, no para la razón obvia y suficiente, pero por una segunda y secreta. Añadiré que por esta razón, a pesar de las burlas al 'interés amoroso', hay mucho que decir sobre la tradición del sentimiento y la narración más lenta o más victoriana. Algunos pueden llamarlo aburrido, pero puede tener éxito como un punto ciego.

Por último, el principio de que la historia de detectives, como todas las formas literarias, parte de una idea, y no meramente comienza a encontrar una, se aplica también a sus detalles mecánicos más materiales. Donde la historia se convierte en detección, todavía es necesario que el escritor comience desde adentro, aunque el detective se acerque desde afuera. Todo buen problema de este tipo se origina en una noción positiva, que en sí misma es una noción simple; algún hecho de la vida cotidiana que el escritor puede recordar y el lector puede olvidar. Pero de todos modos, un cuento debe fundarse en una verdad; y aunque se le puede agregar opio, no debe ser meramente un sueño de opio.


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Traducción del texto How To Write a Detective Story, de G. K. Chesterton, tomado de la página https://www.chesterton.org/how-to-write-detective/

martes, 10 de octubre de 2017

Cómo su filosofía la hace grande, por Peter Kreeft sobre la obra de Tolkien

Those who love Tolkien are almost always good people, honest people. 
Some are Hobbit-like and some are Elvish, but none are Orcish. 
Not all Tolkien haters are Orcs, but all Orcs are Tolkien haters.


Una filosofía que no puede ser traducida en una buena historia
no puede ser una buena filosofía.


Cada historia, larga o corta, tiene cinco dimensiones. Estas son llamadas usualmente su (1) trama, (2) personajes, (3) escenario, (4) estilo y (5) tema. Podríamos llamarlas, respectivamente, (1) la obra, (2) los trabajadores, (3), el mundo, (4) las palabras y (5) la sabiduría de la historia. "Filosofía" significa "amor a la sabiduría". Entonces la filosofía de una historia es una de sus cinco dimensiones básicas.

¿Cuál "dimensión" vendió El señor de los anillos? Las cinco todas. Para ser grande, una obra de arte tiene que ser grande no sólo en una dimensión sino en todas, así como un cuerpo sano necesita ser sano en todos sus órganos, un alma sana en todas sus facultades (mente, voluntad y emociones) y una moral sana actuar en todas sus dimensiones (el acto, el motivo y las circunstancias).

Una gran historia tiene que tener, primero que todo, una buena trama, un gran acto, un buen trabajo, algo que valga la pena hacer. Tú no puedes escribir una gran historia acerca de arreglar un botón en una chompa y nada más. Tú puedes, sin embargo, escribir una gran historia acerca de salvar el mundo, lo cual es lo que Tolkien hizo.

Segundo, una gran historia tiene que tener también grandes personajes o al menos un gran personaje (grandemente dibujado, al menos) para que los lectores de identifiquen con él, para encontrar su identidad en él. Nosotros nos convertimos en los personajes–en espíritu, en imaginación. Ninguna historia es grande a menos que nos jale hacia dentro, nos saque de nuestros cuerpos, nos de una experiencia fuera-de-nuestro-cuerpo, una ek-stasis, encontrándote afuera de ti mismo en otro. Las grandes historias nos dan la gracia de una experiencia mística, en el nivel de la imaginación.  

Casi todos los personajes de Tolkien son identificables, hasta los ents. Quién hubiera creído que algún autor pudiera conjurar, en seres humanos adultos, la creencia literaria en árboles parlantes? Y los hobbits: ¿qué otro autor jamás ha creado con éxito toda una nueva especie? ¿Y quién más jamás nos ha dado elfos más creíbles? Sabemos que estos son los elfos reales; tenemos que tener un detector innato de elfos, un arquetipo junguiano innato de lo verdaderamente élfico. Hasta las cosas inanimadas–bosques, cuernos, espadas–son personajes con personalidades memorables, creíbles.

Tercero, un gran historia también debe tener un gran escenario, un mundo interesante. A veces es una parte familiar de este mundo, a veces una parte no familiar de este mundo y a veces otro mundo. El escenario de El señor de los anillos es no otro mundo, sino una porción de este mundo históricamente no familiar: un pasado mítico. "Tierra Media" es un nombre antiguo para "el tercer planeta desde el sol". 

A veces, el escenario está a un mínimo (ej., en Los tres mosqueteros: el libro, no la película). A veces, está a un máximo, cuando el escenario es la dimensión más memorable de todas (ej., La ciudad de la alegría: otra vez, el libro, no la película; o el clásico de ciencia ficción de Hal Clement Misión de gravedad). La importancia del escenario varía con el género. Es lo más en épica y lo menos en drama. 

Muchos lectores encuentran el escenario de El señor de los anillos–Tierra Media–como su aspecto más cautivador. En Estados Unidos, legalmente, y en Kazakhstan, ilegalmente, la gente se reúne para montar todo el día representaciones exteriores de la trama, usando varias hectáreas de tierra, usando varios personajes disfrazados (usualmente interpretando múltiples roles), armas, batallas, etc. Esto nunca ha sido hecho para La muerte de un vendedor.  

¿Qué hay de la cuarta dimensión, el estilo? A veces una gran historia es contada en estilo plano (ej., el griego helenístico del evangelio de Marcos), o hasta en un estilo malo (ej., los cuentos de hadas de George MacDonald). Un gran estilo puede a veces compensar una pequeña historia (Sartre, Samuel Beckett, Ernest Hemingway, John Gardner, James Stephens), pero más a menudo un estilo malo arruina una buena historia (Thomas Wolfe, Olaf Stapleton, David Lindsay, hasta George MacDonald).

Aún sus críticos más severos admiten la excelencia de Tolkien en un aspecto del estilo: el lenguaje, especialmente sus nombres propios. Tolkien nos cuenta que la totalidad de El señor de los anillos surgió de esta preocupación (El señor de los anillos, Introducción). 

Pero sin duda el más valioso de todos los regalos que una historia puede dar es su quinta dimensión: su sabiduría, su filosofía, su perspectiva-del-mundo-y-de-la-vida, su conocimiento de nosotros mismos y nuestras vidas. Las historias no hacen esto directa y deliberadamente (como lo hace la predicación) o abstractamente (como lo hace la filosofía), pero lo hacen. Por lo tanto es perfectamente apropiado explorar esta dimensión crucial, esta dimensión profunda de El señor de los anillos, especialmente si El señor de los anillos es "el libro más grande del siglo" y esta es, en algunas formas, la más grande dimensión del libro.

Pero esta es sólo una dimensión. Este libro no es acerca de El señor de los anillos sino sólo de su filosofía. Esto por lo tanto deja afuera más de lo que deja adentro. Cualquier libro acerca de un clásico tiene que hacer eso o sería el clásico en sí mismo. Dejo afuera tales cosas maravillosas como los personajes fascinantes y aún familiares, la trama elaborada y aún satisfactoria, el escenario realista y aún fantástico, el estilo de escritura simple y aún arcaico, la revolución histórica forjada por El señor de los anillos en el campo de la fantasía y en la actitud de nuestra sociedad hacia esta, y mucho, mucho más. El señor de los anillos es una mina profunda con muchas joyas preciosas, profunda lo suficiente para que muchos otros sondeen a por el contenido de sus corazones. Pero yo soy un filósofo y la búsqueda de la sabiduría es mi tarea.

Aunque la filosofía de Tolkien puede ser recogida de la historia, la historia no es simplemente un recipiente para la filosofía. Una verdadera obra de arte, al contrario que un trabajo de propaganda, nunca lo es. Pero como un fruto de la imaginación, El señor de los anillos está infundido con la misma luz que iluminó al hombre que lo escribió. Y esa luz es verdadera, porque revela la realidad del mundo y la vida. Y también es buena, porque cura nuestra ceguera. Como la Compañía misma, la filosofía de Tolkien pelea. Conquista lo que George Orwell llamó las "pequeñas ortodoxias malolientes" de la corrección política que ha retorcido y lastimado nuestros corazones. En otras palabras, es como la cura de la hierba athelas



Esta traducción parte de un subtítulo de la Introducción del libro The philosophy of Tolkien: the worldview behind "The Lord of the Rings" (La filosofía de Tolkien: la visión del mundo detrás de "El señor de los anillos").

jueves, 14 de septiembre de 2017

X : Las Máscaras, por Amado Nervo

Cada año pone en tu faz una nueva máscara.

Este, alegre; aquel, indiferente; el otro, triste; el venidero, acaso gesticulante y ridícula.

Cada año pone en tu faz una nueva máscara y se va...

Pero tu "yo" impasible, cuya fisonomía sólo conocen los dioses, sabe que él no es la máscara, que él ni sonríe, ni llora, ni gesticula.

Tu "yo", al verse en el espejo a través de las ventanas cada vez menos luminosas de los ojos, se dice a sí mismo:

"He aquí el antifaz nuevo que me ha puesto la vida".

... Y sigue pensando en otra cosa.

Muchas de tus máscaras han quedado para largo tiempo en las fotografías. Durarán más de lo que merecen. Pero ninguna ha sido en ningún momento la expresión exacta de tu yo.

Que esto te enseñe a buscar en los hombres la fisonomía interior, la fisonomía escondida. Alguna vez podrás decir: "aquí hubo un ángel y yo no lo sabía".


Capítulo del libro Plenitud 

viernes, 18 de agosto de 2017

Información Empolvada en el Ático

Hay una expectativa, una reputación y una fiebre por estar informado. Tanto así que la ignorancia de cierta información es mal vista, sin importar si esta es superflua y poco útil o incluso errónea. De ahí que haya quien esté obsesionado porque hay personas que hasta por hacer una sátira o burla dicen que la Tierra es plana. Mientras que de la sabiduría para discernir de cuáles cosas vale informarse y cuáles no, no se hace un énfasis o hincapié.

Dicho así, parece que no conocer de ciertas cosas es un pecado moderno, y para algunos, un asunto imposible e inaceptable. De esto ya había advertido Arthur Conan Doyle en su primer libro de Sherlock Holmes, Estudio en escarlata (1887), con su teoría del ático o desván:

<<John Watson quedó sorprendido con que Sherlock Holmes ignorase que la Tierra girase alrededor del Sol, y cuando se lo explica, el detective asegura que intentará olvidarlo.>>1

—Me explicaré —dijo—. Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. Sólo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor; pero de éstas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles.
—Pero ¡lo del sistema solar! —dije yo con acento de protesta.
—¿Y qué diablos supone para mí? —me interrumpió él con impaciencia—. Me asegura usted que giramos alrededor del Sol. Aunque girásemos alrededor de la Luna, ello no supondría para mí o para mi labor la más insignificante diferencia."2

Imagino que Conan Doyle se asustaría si alguien pudiera contactarle mediante una sesión de espiritismo y contarle el tamaño de alcance con el que cuentan hoy los medios de comunicación masivos.3

Lo que me preocupa a mí es cuánta de su limitada atención dedican las personas a estar informadas de cosas que no tienen una calidad real y qué cosas importantes están dejando pasar.

Entiendo al ecuatoriano cuando se indigna de que un extranjero en otro país piense de Ecuador como una isla del Caribe o como una república no independiente. Pero les tengo que decir que no es importante que el resto del mundo esté informado de nosotros. Con nuestras personas más cercanas ya tenemos bastante y me pregunto cuántos de estos indignados están tratando de cuidar relaciones y amistades valiosas.

Más preocupante es el caso del europeo nihilista y egocentrista que, de tanto informarse que Europa es el centro de su mundo, cree que los musulmanes viven en el mismo mundo que él y no en otro mundo completamente distinto. Y eso que los musulmanes son bulliciosos, imagínense la opinión que tendrá de los chinos, que como las hormigas se pasan haciendo mucho más de lo que dicen. Lo peor es que no faltan los intelectuales latinoamericanos que toman de ejemplo a este europeo ni la gente que les mira como referencia sólo porque tienen 3 o 4 títulos que certifican que son gente informada. Lo cierto es que la información son granos de arena en un desierto del Sahará y mucha de esta puede dejar seca a cualquier persona y producir un zombie.
Ayer comenté con respecto a la filosofía de la historia de quienes creen que esta comienza con Hitler y termina con Martin Luther King. Lo cierto es que la campaña informativa (propaganda) desde la Segunda Guerra Mundial hasta acá ha sido tan fuerte que no me extraña si llega a ocupar todo el "ático" de la mente de varias personas.

Así, concluiré con lo que quiero decir desde el principio. Invito a ordenar el ático. Una buena forma de hacerlo es buscar bibliografía de los propios pensamientos e ideas, a ver qué tan propios son. Cual hilo de Ariadna para salir del laberinto del Minotauro, uno se puede encontrar con los discusos políticos de Hitler, por ejemplo, leerlos, darse cuenta de si son socialistas o derechistas, en lugar de asumir que son derechistas porque así lo dice la propaganda.

"La verdad os hará libres". Las mentiras y los vampiros se queman bajo la luz del sol. Menos expectativas informativas y más disfrute del otro por quién es, no por etiquetas vanas que le cuelgan.

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1. http://es.sherlockholmes.wikia.com/wiki/Teor%C3%ADa_del_desv%C3%A1n

2. Estudio en escarlata, Sir Arthur Conan Doyle, 1887. Primera parte. Reimpreso de las memorias de John. H. Watson, doctor en medicina. Capítulo 2. La ciencia de la deducción.


3. Aludo a cuando Arthur Conan Doyle se volvió espiritista porque murió su hijo.

jueves, 10 de agosto de 2017

Si Todo Es Arte, Nada Es Arte

Si todo es arte, nada es arte. Una definición como tal debe tener límites y fronteras, categorías y jerarquía, o no es definición.

Si algo existe arriba, otra cosa hay abajo, a un lado o al otro. Si algo es grande, otra cosa es pequeña. Si es suave, otra es dura.


Como bibliotecario, me encuentro en el trabajo de asignar categorías a los documentos y su información, para que se facilite el encontrarla.


Así pues, he de guiarme por una tradición de definiciones, una carrera de postas milenaria, desde que un libro se diferencio de otro.


Imagínense ustedes los granos de arena de una playa como letras dispersas. Con ellas alguien crea formas y les pone un nombre.


Ese nombre tiene un valor, una definición, una memoria, una función. Y un dueño.


Decirle arte a cualquier cosa, sin tener siquiera una definición de qué es arte, pues, no sería preciso, lógico o respetuoso.


Si un usuario de la biblioteca preguntara por libros de arte, yo tendría que referirme a un legado de definiciones y guiar a partir de ahí.


Si yo permitiera que la categoría de arte abarcara cualquier cosa, para dar la consecuencia más práctica, no podría encontrar ningún libro.


(Ningún libro de arte)


Si no puede haber definición para el arte, tampoco puede haberla para ninguna cosa. Sin definiciones no hay nombres, libros ni bibliotecas.

domingo, 9 de abril de 2017

Domingo de Ramos

Hay personas que hablan de la utilidad de la cultura (tradúzcase de la neolengua "cultura" como "religión", palabra cuasi prohibida si no es para rechazar) en los pueblos, desde posiciones bien curiosas:

1. Yo no lo necesito, pero ellos sí y si funciona "una religión con dioses o monoteísta sin religión, mejor". Solo falta añadir "nómbrenme administrador de religiones en el ministerio de cultura", aunque habrá quien diga que cualquier cultura se puede ofertar en un mercado.

2. Podemos escoger cuál, a unos les "gusta" el cristianismo, otros el paganismo. Y hay quien aboga por la proliferación de uno u otro masivamente, para mantener un orden social y evitar un caos entre los "humildes" que si no vieran nada sobre sus cabezas, se rebelarían contra los pretendientes de ser élites. Más gracioso todavía es que los ponientes de varias de estas posturas son nihilistas, sino ateos o no practican religión y si lo hacen es solo para guardar las formas, y de cuando en cuando abogan por un fuego que se lo lleve todo.

Pero todo esto, como se ve, es un sinsentido.

Mircea Eliade, en su libro El Mito del Eterno Retorno, ya explicó que el ritual religioso es, y de forma insustituible, el contacto directo entre este mundo mortal y el eterno. En la Eternidad, este contacto ocurre una sola vez, así sea que en este mundo ocurra todos los días de una sola persona. Lo Eterno no se consume y por ende, debe descartarse de cualquier análisis de la escasez, de la venta y el consumo. 

Desde luego, esto no quita que hay prácticas profanas, que resultan en alejarse de la religión, del ritual y de lo divino, que buscan vender "religiones" y obtener ganancias de ello, pero debe quedar claro que las dos cosas son completamente diferentes.

Pero estas prácticas profanas no son tan distintas de lo que proponen las personas a las que me refiero desde el inicio del texto.

Habrá a quien le encante la mitología nórdica y desearía dioses guerreros del Valhalla al frente de nuestros corazones. Pero tan solo desea, porque no ha sido escogido por ningún dios. 

(Hubo un católico tradicionalista, amante de la misa tridentina, que tenía muchísimo cariño por los relatos de la divinidades vikingas, les hizo homenaje en su obra y se apellidó Tolkien, pero esto es una historia para otra ocasión).

Y este es el quid del asunto. Todos estos ponentes llenos de deseos son mortales también. No han recibido el llamado de ningún dios. Mucho menos han sido escogidos por Dios. Porque es Dios quien llama y entre los llamados escoge a pocos y entre estos a pocos, a ninguno cegado por su soberbia. Nadie puedes escoger su dios, solo engañarse con ilusiones.

Hay hasta aquel que rechaza toda religión porque se cree un dios, de antemano, sin haber hecho ningún mérito para ganarse un puesto en el otro mundo. Como si hubiera algún almuerzo gratis, como si hubiera alguna eternidad gratuita. 

Mas, todas las alas cera se derriten como las de Ícaro, a quienes olvidan dónde está El Más Grande. Todos los ojos enceguecen si no bajan la mirada frente al Sol. 

Es casi imposible, la verdad, no sentir compasión por quienes no quieren ver nada de lo sagrado en el calor de la estrella que nos mira cada día. Como si hablar de leyes de la física y los números fuera algo separado de esto.

Mas, ¿acaso no son las propias matemáticas la prueba aniquiladora de todas las posturas pragmáticas, la cachetada a todos quienes solo pueden ver para creer?

Dos más dos es cuatro, le decimos a un niño, mira tus dedos y cuenta. No nos hacemos entonces ningún problema en decir: doscientos más doscientos es cuatrocientos. Como si fuera posible conocer a ese hombre extraño que primero cuenta con las manos doscientos más doscientos antes de lanzarse a una aventura detrás de una estrella. 

No es ceguera la de quien hace uso de las más sencillas matemáticas para hablar de números más grandes que los dedos, es el reconocimiento de unos principios que van más allá de la materia, posteriores a esta y a toda declaración "científica" llena de suposiciones, que no pasan de manifiestos ideológicos, hambrientos de ser adorados como los últimos dioses, aunque cada cierto tiempo solo logran probar el más grande secreto a voces de todos: que sabemos menos de lo que creíamos y no hay sino un perenne misterio.

¿Acaso no supieron ustedes, queridos lectores, del científico ecuatoriano, aparentemente muy honesto consigo mismo, quien declaró la inexistencia de pruebas frente a la declaración sobre los orígenes del calor como proveniente del sol, a mediados del siglo XX? Busquen sus publicaciones sobre "el sol frío". ¿Acaso no supieron ustedes, recién en el año 2007 se pudo probar esto: el calor proviene del Sol?

Mas, ¿cómo supimos y sin tener duda alguna, de la caricia del Sol  en su calor, durante tanto y tanto tiempo? Invito a dudar de los escépticos, porque parecería que no son capaces de ser escépticos de sí mismos. Invito a dudar de los cínicos, pues ya se dieron por vencidos.

Siento mucho decirles a todas estas personas: si Dios te ha llamado (y Él llama a todos) y no has respondido, tu vida mortal no será otra cosa, sino un no tan largo refugiarse en las sombras, para no ser tocado por el Sol.

Dios los bendiga a todos y grande sea su gloria.
Amén.